viernes, septiembre 08, 2006

LA OCHENTA ...EN EL CAMINO DE CARRION


EN EL CAMINO DE CARRION...


" Aún no he muerto, amigo mío; ahora les toca a ustedes terminar la obra ya comenzada, siguendo el camino que les he trazado."

Daniel Alcides Carrión. 04 de Octubre de 1885, a 11:00 horas del día.

El 13 de agosto de 1857 nació en la ciudad de Cerro de Pasco (Perú), Daniel Alcides Carrión Garcia, fueron sus padres don Baltazar Carrión,graduado de abogado y de médico en la Universidad de Guayaquil y su madre doña Dolores García Navarro, Peruana, oriunda de Quillacocha,Cerro de Pasco.
Sus estudios primarios los realizó en su ciudad natal, cursó estudios secundarios en elColegio de Nuestra Señora de Guadalupe en Lima. , inició sus estudios de Medicina. en la Facultad de San Fernando, en los viejos claustros de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Durante sus estudios médicos, sintió honda inquietud por conocer dos enfermedades características de algunos valles centrales peruanos: una de ellas, conocida con el nombre de “Fiebre de la Oroya”, caracterizada por fiebre y anemia progresivaque, pese al tratamiento que se efectuaba en esa época, tenía una letalidad cercana al 100%. El otro proceso llamado “Verruga peruana”, tenía igual distribución geográfica, pero de evolución benigna; con la súbita aparición de nódulos cutáneos y escasos síntomas generales. Hasta entonces se consideraba que ambos cuadros tenían diferente etiología.
Llevado por su espíritu de investigación, no vaciló en inocularse sangre macerada de una tumoración Verrucosa del enfermo Carmen Paredes, internado en la Sala de las Mercedesdel Hospital Dos de Mayo de Lima, así el 27 de agosto de 1885 solicitó al DoctorEvaristo M. Chávez que le hiciera la inoculación.
A los veintiún días sintió los primeros síntomas de la Fiebre de la Oroya, que continuó con su evolución característica, ante la angustia de sus profesores y amigos. Carrión escribió personalmente su historia clínica hasta el 26 de septiembre, en que agobiado por la fiebre y por la anemia, entró en delirio quedando, a su solicitud, sus compañeros de seguir el trascendente documento clínico que en forma heroica había iniciado aquél. Su muerte se produjo el 5 de octubre de 1885, fecha que todos los años es recordada como EL “DÍA DE LA MEDICINA PERUANA”. Es indudable que Carrión con su experiencia científica aclaró el enigma de la Fiebre de la Oroya, dejando sentada la unidad de aquel fenómeno patológico: la anemia grave y la forma eruptiva son dos expresiones de una misma entidad.
El 7 de Octubre de 1991 el gobierno peruano promulga la LeyNº 25342. quedeclaraa Daniel Alcides Carrión Garcia“Héroe Nacional”.

La décima y última historia clínica
El sacrificio de Carrión

“A tiempo de someterse a la inoculación Carrión comentó: “Qué hace, no me asusta las deformaciones de la erupción de la verruga puede traerme y si tan fatal fuese que su desarrollo tuviese lugar en algún órgano noble, habría pagado con mi vida mis ardientes deseos, pues no sé que me da ver individuos como el médico Izquierdo quien apenas tuvo unos cuantos tumores para ver, se lance a dar opiniones y escribir sobre una enfermedad
que nadie mejor que nosotros debía darla a conocer, pues fuera de los doctores Salazar y Vélez, no he oído hablar de ningún otro nacional; Uds. saben que he tenido demasiado tiempo para pensar en esta inoculación, que de antemano he previsto los accidentes graves que ella puede traerme; pero ¿no es cierto también que la ciencia, sobre todo la medicina debe en gran parte a su adelanto a experimentos arriesgados? Luego, ¿por qué desconfiar de sus resultados que de todos modos tendrán que ser buenos?”.


Día 17 de septiembre.- Carrión anotó, haber sentido leve dolor en la articulación tibio-tarsiana izquierda, que molestaba durante lamarcha, además en la tarde se quejó de un ligeromalestar.


Día 18 de septiembre.- Se repitió la misma sensación y comenzó su angustia callada y una gran preocupación por lo que iba a suceder.


Día 19 de septiembre.- Por la tarde aumentó el malestar general y decaimiento,a las 8 de la noche sintió calambres en los músculos abdominales y escribió:“a las 11 y 30 de la noche, sentí gran decaimiento y postración, media hora después fortísimos escalofríos cortosyrepetidosquemehacencastañetearlosdientes”, seguidos de fiebre elevadísima y sudoración profusa.


Día 20 de septiembre.-Presentó fiebre ,sopor, anorexia, nauseas, mucha sed y diarreas.


Día 21 de septiembre.- Carrión estaba postrado con una sensación general de calor quemante, que despertó la fiebre elevadísima, que impidió moverse de la cama; Carrión dijo: fue imposible marcar con el termómetro porque no podíamoverme”.


Día 22 y 23 de septiembre.- Los dolores se habían generalizado, cefalea, dolor constrictivo en el tórax y paredes abdominales, dolores óseos, articulares y musculares en los miembros, que le impedían conciliar el sueño. Presentó tinte ictérico y manchitas como picaduras de pulga en la nariz y la frente.
Carrión se encontraba solo en su pequeña habitación que le había cedido una madrina suya en la calle Púlpito, del barrio de Cocharcas. Sus compañeros Julián Arce, Casimiro Medina, Mariano Alcedan, Manuel Montero, Ricardo Miranda, Enrique Mestanza, comenzaronapreocuparseporelcursodelosacontecimientos.


Día 24 de septiembre.- En la mañana se ve algo mejor refirió dolor toráxico, orina roja abundante y una mancha en la sien derecha. Por la noche Carrión anota: “ tengo cefalalgia occipital, dolor en los ojos con sensación de aumento de volumen del globo ocular, sudo todavía un poco como en las noches anteriores, hay insomnio y poliuria”.


Día 25 de septiembre.- Continúan las molestias dolorosas, parestesias e insomnio, hay febrícula por la tarde el resto del día permaneció con temperatura normal.


Día 26de septiembre.- La debilidad le impide seguir anotando, y decide ser observado por sus compañeros, notan palidez considerable de piel y mucosas, debilidad general, inapetencia, insomnio, soplo suave y ligero en base del corazón . Solicitan alDr. José María Romero evaluarlo, quién determina el tratamiento con preparadosenbasedehiposulfitodesoda,quinina,almiciay valeriana.


Día 27 de septiembre.- Continúan acentuándose los síntomas del día anterior, la piel toma nuevamente el tinte ictérico y aspecto terrosos, agitación e intranquilidad .


Día 28 de septiembre.- El soplo cardíaco se intensifica, presenta debilidad extrema, mareos, diarreas, debilidad e insomnio. Los profesores y los médicos de la Facultad de Medicina, habían ignorado al estudiante Carrión.


Día 29 de septiembre.- Carrión pudo levantarse de cama, así lo encontraron sus compañeros; el dolor y los calambres habían disminuido notablemente, solo se quejaba del insomnio, había dormido solo 4 horas.
Sus compañeros anotaron lo siguiente: “ acomoda sus frazadas que con sus movimientos desarregla. Hace apagar y encender la luz alternativamente y murmura palabras que no alcanzamos a distinguir, en fin, después de tanta agitación logra dormir de 10 a 15 minutos, para volver muy pronto a su intranquilidad”.


Día 30 de septiembre.- Vomitó repetidamente, presentando vértigos y mareos. Carrión atribuye a tratamiento con valeriana y almicia, también presenta dolor abdominal, diarrea, por la noche la agitación y la intranquilidad vuelven a manifestarse.
Sus compañeros anotaron lo siguiente: “La agitación y ansiedad son extremas, ninguna posición conserva más de 5 minutos, se desespera de no poder conciliar el sueño, enciende un cigarrillo, lo fuma hasta la mitad arrojándolo luego lejos de sí, como una cosa desagradable; esta operación repetida por varias veces llama en nosotros la atención y acercándonos entonces a preguntar si desea algo nos manifestó una tranquilidad cuya ficción comprendimos fácilmente, que nada deseaba...... descansen ustedes que en pocos momentos más supongo me quedaré dormido”.


Día 1º de octubre.- El enfermo se había agravado notablemente, al intentar salir de su lecho para ir al baño cayo pesadamente víctima de un vértigo; trató de engañarse diciendo que él podía levantarse solo y rehusó cualquier auxilio. Intentó incorporarse varias veces pero volvió a caer debido a su extrema debilidad, se agregó entonces un sobresalto de tendones en las manos y antebrazos. Carrión se siente mortificado, pide a sus amigos que lo dejen solo, que no dejen ingresaraningunavisita.


Día 2 de octubre.- Las condiciones de Daniel Carrión habían empeorado rápidamente; la diarrea y los vómitos se acentuaron.
Sus amigos anotaron:“ le molesta grandemente el soplo carotídeo que se percibe con mucha claridad. El aspecto de la piel así como la fisonomía particular que ofrece nuestro enfermo es notable. Además de la sequedad y palidez extrema de la primera se observa un tinte ictérico que unido a su aspecto árido y terroso, imprime una gran semejanza con el que frecuentemente se observan en los enfermos atacados de pirexias infecciosas. Las mucosas, especialmente la gingivolabial, completamente descoloridas semejándosealcolor de la cara”.
“El rostro desencajado, los ojos hundidos y rodeados de un círculo negruzco, las mejillas y sienes completamente deprimidas; la nariz afilada, los pabellones auriculares casi transparentes; ya en su mirada no se nota la penetración y vivacidad que le distinguía, manifestándose ahora sombría y velada; su voz aún cuando animada todavía por momentos y tratándose de su enfermedad, ha perdido la animosidad y entusiasmo de antes”.
En la mañana de este día se reunió la junta médica conformada por los doctores: Leonardo Villar, Mariano Macedo y Evaristo Chávez, quienes recetaron inhalaciones de oxigeno y algunos preparados de hierro por vía oral; además indicaron que se hicieran pulverizaciones de ácido férricoen la habitación.
En momentos de lucidez, Carrión dictó a sus amigos lo siguiente: “hasta hoy, había creído que me encontraba tan solo en la fase de invasión de la verruga, como consecuencia de la inoculación, es decir, aquel periodo anemizante que precede a la erupción, pero ahora me encuentro firmemente persuadido que estoy atacado de la fiebre de que murió nuestro amigo Orihuela; he aquí la respuesta palpable de que la fiebre de la Oroya y la verruga reconocen el mismo origen, como una vez le oí decir al Dr. Alarco”.
Con voz cada vez mas ronca, se quejó de una sed intensa y la orina era escasa, durante la noche constantemente llamaba a sus amigos para explicarles sus necesidades, pero cuando ellos acudían a su lado se quedaba callado. Se desesperaba y no podía conciliar el sueño. A pesar de las múltiples molestias. Continuaba sus observaciones. “con todo, no son bastantes para doblegar su voluntad, ni lo minado de su organismo, ni la gravedad del mal, ni el amor filial, pues se encuentra separado de su madre que se halla también enferma; nada de esto, decimos, es bastante para abatir la serena tranquilidad de esta alma que se halla fuerza en su misma debilidad para oponerse a los peligros que le amenazan, brindándole la ocasión de comprobar la verdad de sus convicciones y mostrarse cada vez más satisfecho de su obra”..... escribieron sus compañeros.


Día 3 de octubre.- Se agravaron todos los síntomas, no toleraba la medicación, continuaba la diarrea, presentó taquicardia y signos de colapso. En la mañana el Dr. Ricardo L. Flores, examinó la sangre del paciente, encontrando un millón ochenta y cinco mil hematíes por milímetro cúbico, sugirió la conveniencia de trasladar al paciente a un centro asistencial, lo cual no fue aceptado por Carrión.
En la noche la agitación se intensificó, cambiaba frecuentemente de posición, hablaba de sus madre y hermano, el insomnio lo mortificaba mucho. El pulso se debilitaba y la respiración se tornó al irregular, la incontinencia urinaria que alarmó a sus compañeros, indicaba la pérdida de los controles esfinterianos.


Día 4 de octubre.- Sus amigos le comunicaron la decisión de la junta médica para practicarle una transfusión de sangre en el Hospital Francés.
Procedimos a vestirlo y colocarlo en un sofá, mientras se preparaba la camilla que debía conducirlo. Pide un cigarrillo, lo fuma tranquilamente y al anunciarle pocos momentos después que todo estaba listo, se dirigió a Enrique Izaguirre alumno del primer año, con estas palabras: “aún no he muerto, amigo mío, ahora toca a ustedes terminar la obra comenzada, siguiendo el camino que les he trazado”
Se despidió con un abrazo de su madrina recomendándole que no avisara su estado de gravedad a su madre, se le escapó una lagrima furtiva y cayó desmayado en brazos de sus amigos. Se recuperó y luego fue conducido en una camilla al Hospital Francés.Se encontró con una gran cantidad de amigos y condiscípulos que lo estaban esperando con ansiedad, las palabras de amistad eran de todas las personas presentes.
Sus compañeros anotaron: “solicita alimentos y en fin manifiesta constantemente su deseo que lo operen cuanto antes. Parece que los primeros momentos de permanencia en esta casa hubieran hecho experimentar una reacción, mejor dicho, unamejoríanotable”. Reunidos en una nueva junta médica, los doctores Villar, Romero, Flores y Chávez decidieron aplazar la transfusión hasta el día siguiente, Posiblemente estos se debía a que
la transfusión de sangre en aquellas épocas producía muchas reacciones indeseables, inclusive la muerte, porque aún no se realizaban las pruebas de compatibilidad.
“La pasajera reacción de que hemos hablado duró pocos instantes, volviendo al decaimiento y la postración de los días anteriores. La voz se ha hecho mucho más apagada y las palabras a veces no se entienden, la inteligencia va apagándose progresivamente. Los movimientos algo extensos así como las más ligeros, son imposibles de practicar. Su impotencia para podercambiar su posición en el lecho, le han obligado muy a su pesar hacer uso de soleras”. Cuando llegó la noche Carrión se desesperó comenzó a balbucear palabras incoherentes; por fallas del alumbrado a gas, sus compañeros trajeron velas y las encendieron, entonces se produjo un agrave accidente, porque el pequeño depósito de oxigeno situado cerca de Carrión explosionó sin que el paciente se hubiera dado cuenta del peligro al cual estuvo expuesto, y que felizmente no le produjo ningún daño.
A la una de la mañana volvió a presentar movimientos involuntarios de las manos, progresivamente entró en delirio divagando sobre el origen de la verruga y las diferente opiniones que había dado al respecto, se restregaba los ojos con las manos, el pulso era muy débil, la piel fría y continuaba la diarrea.


Día 5 de octubre.- En la mañana se encontró con las funciones vitales alteradas y el sensorio comprometido. “la inteligencia se ha perdido casi completamente, de vez en cuando llama a alguno de los amigos que lo rodean, y una vez cerca de él, nos mira indiferente como si no nos conociese”.
En la noche se acentúo el compromiso de sus funciones superiores, prácticamente en coma emitía quejidos o palabras ininteligibles.

A la nueve y veinte de la noche tuvo cierto estado transitorio de lucidez y dirigiéndose a su compañero Mestanza pronunció sus ultimas palabras: “Enrique, C’est finit” y luego enmudeció.
A las once y treinta de la noche lanzó su ultimo suspiro.

Habían pasado 36 horas de su hospitalización y todo estaba consumado.


Así demostró que la verruga era transmisible por la inoculación y que la fiebre grave o anemizante de La Oroya no era una enfermedad diferente, sino un periodo del proceso de la verruga peruana, su inoculación permitió esclarecer varios aspectos hasta entonces oscuros sobre laetiopatogeniay clínica de la enfermedad que le ocasionaría la muerte y lo convertiría en mártir de la medicina peruana.”
La muerte de Daniel Carrión sobrepasó los límites nacionales y aún continentales, aparte de las diversas publicaciones periodísticas que dieron cuenta del sacrificio del estudiante peruano, publicaciones médicas de gran prestigio académico en el mundo, le brindaron su postrer reconocimiento: “Le Progrés Médical”, “L’Unión Medicale”, “Revue Scientifique”, y “Gazzete Hebdomadaire de Medicine et de Chirugie” de Francia; “El Siglo Médico” de Madrid; “Crónica Médico Quirúrgico” de la Habana; “Anales del Círculo Médico Argentino”; “Boletín de Medicina de Santiago” de Chile.
Casimiro Medina, Enrique Mestanza, Julian Arce, Mariano Alcedan, Ricardo Medina y Manuel Montero, sus seis entrañables e inseparables amigos de la escolaridad guadalupana y universitaria, solicitaron al entonces Ministro de Gobierno, Doctor Pedro A. del Solar la publicación por cuenta del Estado los trabajos originales dejados por el finado estudiante Daniel A. Carrión. En 1886 se publicó en la imprenta del Estado un folleto con los “Apuntes de Carrión” y la historia clínica de su enfermedad.
El mundo médico nacional e internacional se enteró y analizó las 9 historias clínicas, que desde 1881 Carrión había recopilado y escrito minuciosamente en base, a sus observaciones de pacientes verrugosos de los hospitales: San Bartolomé, Santa Ana y Dos de Mayo. En ellas señaló con detalles las fechas y el tiempo de permanencia en las zonas endémicas, el consumo de agua de los manantiales, y por su puesto la sintomatología de la enfermedad, Completó estos apuntes con su propia historia clínica, que en los últimos días de su enfermedad, fue concluida por sus leales compañeros, que lo atendieron solícitamente.
Carrión distinguió cuatro períodos de la enfermedad: incubación, invasión, erupción y desecación. También describió los hallazgos de las autopsias de los pacientes fallecidos con esta enfermedad. El análisis de la evolución clínica de le enfermedad Carrión, después de la inoculación de sangre verrugosa, demostró el tiempo prolongado de incubación de la dolencia, que en su caso alcanzó 20 días. También quedó demostrada la unidad etiológica de la Verruga peruana (forma eruptiva) y la Fiebre de La Oroya (forma anemizante y febril grave); posteriormente al definirse el ciclo biológico de la Bartonella Baciliformis en el sujeto enfermo, se determinó que correspondían a la fase histiode y a la fase hemática respectivamente.
Sus condiscípulos representados por Mariano Alcedan, en la ceremonia del primer aniversario de la muerte de Daniel A. Carrión en la Sociedad “Unión Fernandina”, propusieron como homenaje a su memoria denominar a la Verruga peruana y a la Fiebre de La Oroya, como la ENFERMEDAD DE CARRION”, noción que fue apoyada unánimemente por todos los asistentes a este acto.

En 1886 la verruga peruana fue llamada, en homenaje a nuestro personaje, "Enfermedad de Carrión".

REFERENCIAS

Informes 1871 al 1879 (Libro manuscrito) Beneficencia Pública de Lima Hospital “Dos de Mayo” .Hospital Nacional “Dos de Mayo ”
DelgadoMatallana G. “ Daniel Alcides Carrión, Mártir de la Medicina Peruana, Héroe Nacional ” . 2001.
La Crónica Médica. Año III. 31 de Octubre de 1886. Discurso leído por el Señor Mariano Alcedan