viernes, marzo 16, 2012

CESAR VALLEJO :120 Años

LOS HERALDOS NEGROS
César Vallejo, 1918

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!


CESAR ABRAHAM VALLEJO MENDOZA
Santiago de Chuco, Perú, 16 de marzo de 1892 - París, 15 de abril de 1938


En un restaurante de Valencia. Son solo “seis segundos con César Vallejo”

 También reía. Aquí en pleno brindis con Carlos More, en París y sin aguacero.
Hos es un día de fiesta al recordar a uno de los peruanos más universales, a pesar de la inmensa ignorancia de nuestras elites peruanas, Vallejo es considerado uno de los grandes poetas de la literatura universal, siendo uno de los autores latinoamericanos mas traducidos. Una poesia profundamente humana, universal desde el dolor de una peruanidad sufrida y militante, es patrimonio de la humanidad. Un aspecto poco conocido de la obra de Vallejo es un numero apreciable de poemas que expresan el dolor y la sensación subjetiva de enfermedad (illness), y como hace del sufrimiento del paciente, en este caso el poeta, un recurso para convertir dicha experiencia en un acto trascendente. Sus obra completas actualmente están siendo traducidas al mandarín, uno de los pocos idiomas que todavía no se han enriquecido con la poesia de este gran peruano
Un abrazo
Juan Pablo Murillo Peña

...La experiencia estética, la emoción subjetiva que encarna la experiencia vital del poeta es una dimensión profundamente personal y que responde tambien a la cultura, al contexto social y cultural y a la época de cada uno. Vallejo no hubiera podido evocar una experiencia tan profundamente humana si no hubiera sufrido en carne propia la exclusión y el racismo que relata en Paco Yunque, ni hubiera experimentado esa profunda emoción social, sin haber vivido en una sociedad profundamente jerárquica y excluyente como la peruana de su tiempo, es esa experiencia vital la que lo lleva a compadecerse del dolor y la marginación de los suyos, de los peruanos, de todos los hombres. Que la ideología y la posición política pueden influir en su forma de experimentar su númen poético, desde luego, pero incluso un poema tan sentido, como "España aparta de mí este cáliz", escrito desde las trincheras de la España republicana, están lejos de ser panfletarios...
Quisiera compartir el hecho que a mis alumnos de medicina en San Fernando, les estoy enseñando la poesía de Vallejo, por varias razones, la primera es que en términos de Antropología Médica, Vallejo es uno de los poetas que mejor describe la complejidad de la experiencia subjetiva de la enfermedad (Illness) lo que me permite mostrarle a los chicos la complejidad de las representaciones culturales de la enfermedad, en segundo lugar, por que en algunos poemas, Vallejo muestra magistralmente como se relacionan los factores sociales con la generación y la experiencia de la enfermedad: Pero por sobre todo, por la necesidad de recuperar para los San Fernandinos el desarrollo de un humanismo comprometido con los grandes valores universales, la solidaridad, la justicia, el compromiso colectivo, que puedan ser sensibles ante la belleza, pero sobre todo frente al dolor de sus semejantes, aquellos valores que deben convertirlos en seres superiores, muchos no tuvimos esa suerte en la facultad que nos toco vivir, lo que explica quizás este debate, pero como decía el maestro Seguín, debemos pensar en los enfermos como hermanos nuestros y a través de la notable poesía del más universal de los peruanos, espero contribuir a que estos chicos puedan llegar a hacer esa "Medicina de hombres", comprometida y solidaria, profundamente humana, aquella que practicaron los grandes Médicos San Fernandinos.
Un abrazo
Juan Pablo Murillo

Personalmente no tengo un conocimiento profundo de la obra de muchos escritores, poetas y artistas, pero me gusta conocer sus historias de vida y trayectorias para comprender mejor sus orientaciones y convicciones vitales (un poco el afán de tener una idea de las motivaciones y experiencias para escribir lo que escribieron), una de las cosas admirables de la vida de Vallejo es que fue capaz de emerger de entre las dificultades, limitaciones, contradicciones y tragedias del Perú y de la humanidad de la primera mitad del siglo XX, generar su propia búsqueda de la verdad y de Dios (como un ateo que cree que no cree pero que está detrás de la verdad y del amor por sus semejantes, pienso que estuvo más cerca de Dios que un cristiano pasivo que cree que cree pero no trasciende) y en el camino enriquecer el lenguaje, la reflexión y la búsqueda de la identidad colectiva.
Alberto Tutaya

Claro que es grande Vallejo , desnudó su dolor, su pasión, su posición con verdadero arte, para ser degustado o despreciado, pero lo hizo, pues fue auténtico consigo mismo, y lo hizo con el don de la palabra, con la q trascendió a sí mismo en el tiempo, y a sus fronteras y con la q en algún momento podamos regocijarnos.
Feliz Cumpleaños Maestro Vallejo
Un besito Amigos
Carolina

MASA
Al fin de la batalla,
y muerto ya el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: "No mueras, te amo tanto!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos y repitiéronle:
"No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: "¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: "¡Quédate, hermano!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vió el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...

CESAR VALLEJO
España, aparta de mi este caliz (1937)

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