viernes, marzo 21, 2014

GOBERO : Skeletons of the Sahara

Skeletons of the Sahara

Un cementerio de la Edad de Piedra ubicado en las orillas de un antiguo lago seco en el Sáhara rebosa con esqueletos de personas, pescados y cocodrilos que prosperaron en la zona cuando, por un breve periodo, el desierto africano 'fue verde', según afirma un grupo de investigadores.

El sitio, de 10.000 años de antigüedad, fue descubierto en el 2000 en Níger y fue llamado 'Gobero' debido al nombre tuareg de la zona.

Ahora, un grupo de la Universidad de Chicago, dirigido por el paleontólogo Paul Sereno, ha logrado reunir suficiente información para realizar un análisis completo del lugar. El equipo se topó con el depósito de artefactos y huesos humanos y animales mientras buscaba fósiles de dinosaurios. "Me di cuenta de que estábamos en lo que alguna vez fue el Sáhara verde", dijo Sereno, quien descubrió el sitio mientras trabajaba para National Geographic.

El lugar contiene al menos 200 tumbas que parecen haber sido dejadas por dos asentamientos separados por unos 1.000 años de diferencia. Quizás, la más impresionante es la de una mujer y dos niños, con sus brazos entrelazados, que fueron depositados en una cama de flores hace unos 5.000 años.

El grupo más antiguo era de cazadores-recolectores altos y robustos conocidos como 'Kiffian', quienes aparentemente abandonaron la zona durante una prolongada sequía que vació el lago hace unos 8.000 años, sostiene el equipo de Sereno en un artículo publicado en la revista 'PLoS ONE'.

Un segundo grupo se asentó en el área hace unos 7.000 y 4.500. Los 'Tenerian'. como se les conoce, eran personas de menor estatura que cazaban, pastoreaban y pescaban.

Ambos asentamientos dejaron muchos artefactos, entre ellos herramientas, anzuelos, cerámicas y joyas, explican los investigadores. "A primera vista, es difícil imaginar dos grupos de personas con diferencias biológicas sepultando a sus muertos en el mismo lugar", dijo Chris Stojanowski, un bioarqueólogo de la Universidad estatal de Arizona que ha estado trabajando en el lugar.
El Sáhara es el desierto más grande del mundo y lo ha sido por decenas de miles de años, pero los cambios en la órbita de la Tierra hace 12.000 años trasladaron a los monzones hacia al norte durante un tiempo.

El equipo tomó muestras de esmalte dental de los esqueletos, polen y huesos y examinaron el suelo y las herramientas para fechar la antigüedad del sitio, los artefactos y los restos.
"Los datos de 'Gobero', al ser combinados con sitios existentes en el norte de África, indican que apenas estamos comenzando a entender la compleja historia de la evolución biológica de esta zona en relación con sus severos cambios climáticos", explican los investigadores en su informe.


http://youtu.be/OzB8OGaYXm4


Like many great scientific discoveries, this one happens by accident. Sereno, an expert in locating dinosaur fossils, is on an expedition to Niger, in Saharan Africa. Six weeks into a three-month journey, his team makes an unexpected discovery: human bones, the remains of peoples who lived 10,000 and 5,000 years ago.

Sereno’s team counts dozens of skeletons within just a few minutes. Skeletons of the Sahara relates the story of this stunning find and what it reveals about two civilizations that once flourished in what is now the world’s largest desert. Skeletons of the Sahara joins Sereno on a return trip to Niger. After years of waiting for conflict in West Africa to stabilize, he can finally return to the area called “Gobero.” Over 10 years and five expeditions, Sereno has found more than 200 burial plots, each more intriguing than the last: a man buried with his head in a pot; another buried sitting in a turtle shell; a girl with a bracelet carved from hippo bone; and most striking of all, a woman embracing two children, hands entwined in a triple burial.
Adding to the intrigue is the fact that the bones are from two separate civilizations, Kiffian and Tenerian, thousands of years apart, yet the dead are buried side by side. Scattered throughout the site, artifacts offer clues to the lives they led — arrowheads, intricate jewelry and, perhaps most surprising of all, harpoons carved from bone.
Who were the Kiffians and Tenerians? How did they live? How did they die?
Sereno and his team carefully address these questions in the lab at the University of Chicago, where the bones, transported from the heart of Africa, are sheltered from the desert’s relentless wind and destructive sand. Left to the elements, the bones would erode and disappear in a matter of years, taking with them clues to an ancient way of life in the Sahara.
Sereno brings the skeletons back to his lab intact in order to learn from their unique burial positions. But removing bones from the ground is something he has done only with dinosaur fossils. Collecting delicate human remains in shifting sand and transporting them thousands of miles is a risky procedure. Using their dinosaur excavating experience, his team digs around each of the skeletons, wraps them in jackets of plaster and sends them on their long journey to Chicago. In the lab, a team of experts awaits the delivery, eager to crack open the jackets and examine what lies inside. They carefully study the bones, teeth and burial positions — each new find becoming a precious puzzle piece as the experts reconstruct a vanished culture and bring new insight to our shared human story.

 
GOBERO
Gobero fue descubierto por un equipo dirigido por paleontólogos y el geólogo Paul Sereno de la Universidad de Chicago, cuyas expediciones previas a la región habían descubierto numerosos fósiles, incluyendo el desconocido dinosaurio Nigersaurus y el cocodrilomorfo Sarcosuchus.
El primero en localizar el sitio fue el equipo del fotógrafo Mike Hettwer el 13 de octubre de 2000. El hallazgo incluía trozos de cerámica, restos humanos y huesos de animales acuáticos, lo que sugirió que el lugar pertenecía al Holoceno medio, el periodo húmedo del Sahara.
En 2005, Sereno organizó un equipo internacional de arqueólogos que exploraron el sitio y descubrieron que Gobero había sido habitado al menos durante 5.000 años, desde el 8000 a.C., cuando la zona se encontraba frente a un lago.

Restos arqueológicos

En Gobero se encontraron 182 enterramientos. Se han excavado más de medio centenar y en algunos de ellos se han encontrado restos de cerámica y otros artefactos. También los hay decorados con joyas, por ejemplo, el de una mujer joven con un brazalete hecho de colmillo de hipopótamo, y un hombre enterrado con el caparazón de una tortuga. Una tumba familiar contiene los restos de una mujer y un niño a cada lado, con las caras enfrentadas y las manos entrelazadas. Los restos de polen en esta tumba sugieren que se colocaron flores como parte del rito funerario.
Los primeros asentamientos de Gobero aparecen durante el periodo de la cultura kiffian; eran muy altos y musculados, se dedicaban a la caza y a la pesca y tenían una cerámica distintiva. Probablemente, se mantuvieron en este lugar hasta el 6000 a.C. Mil años más tarde aparece la cultura teneriense, pastores nómadas que ocuparon el sitio entre el 4500 y el 2500 a.C. Dejaron huesos de un cuerpo pequeño y también tenían una cerámica distintiva.
El último trabajo de investigación lo publicó Sereno en agosto de 2008, pero las expediciones que deberían haberse realizado desde el año 2007 han sido canceladas debido a las hostilidades entre el gobierno de Níger y los tuaregs.

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